Creo que todos sabemos la situación del mundo en estos tiempos, y casi siempre pensamos que vamos de mal en peor, siempre escuchamos las mismas noticias acompañadas de otras peores: asesinatos, robos, abusos, violaciones, desastres, suicidios, tragedias, depresión, drogas, decadencia, estrés, enfermedades sin cura, familias desintegradas, individualismo a todo lo que da, corrupción, depravación, desilusión, desesperanza, sueños rotos, pesimismo, entre muchas otras…
Muchas veces me he puesto a pensar: ¿Cuál es la razón de que todo esto pase, de que por más que hacemos no salimos del hoyo?, ¿Por qué el escuchar las palabras que antes mencioné, ya no se nos hace raro?, ¿Por qué ya no nos espantan? , ¿Por qué cada día se nos hacen más normales?, ¿Por qué cada vez hay más gente mala y menos gente consciente?, ¿Por qué la desesperanza y resignación es nuestro pan diario?
Muchas preguntas y pocas respuestas correctas en su totalidad. Yo tengo una que estoy completamente segura que puede responder a cada una de estas preguntas, es que hay un problema que enferma cada vez más el mundo y que nos enferma a nosotros también, sólo un problema. Ese problema es la ausencia de Dios, puede sonar como que no hay un Dios que responda por su creación, en realidad no me refiero a eso, me refiero a que Dios no está en nosotros, que cada día parece importarnos menos saber de Dios y parece ser que pensamos que estamos mejor así, que no necesitamos de Dios, que él no puede ayudarnos en lo que está mal, no puede sacarnos de donde estamos. No importa lo que hagas, así lo hagas con todas tus fuerzas, incluso con las mejores intenciones, si no tienes a Dios nada puedes hacer, porque él es la esperanza de todo ser humano; ¿Cómo podemos llegar a creer que en nuestra humanidad vamos a arreglar el mundo nosotros solos? Es cierto que en ocasiones pasadas he hablado sobre el cambio en nosotros mismos, que el cambio depende de cada quien, pero todas las capacidades, todas las fuerzas, sabiduría e inteligencia, todo eso y más lo da Dios, solo con él podemos hacer un cambio, solo en él podemos ser el cambio, ser la esperanza que tanto escasea.
Nos podemos preguntar: ¿Cómo podemos hacer para recibir la ayuda de Dios y tener a Dios de nuestro lado en las circunstancias críticas de la vida? Y la respuesta es el amor de Dios, es necesario saber que él nos ama, que no importa lo que hagamos, él nos va a amar aun, es un amor incomprensible.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16)
El Amor que Dios nos tiene es lo que nos puede salvar de todo lo que nos aqueja, en su misericordia y bondad él puede obrar en nuestra vida si acudimos a el, solo tenemos que pedírselo, como se pide otra cosa. Ya dijimos que hay muchos problemas, pero aun los problemas tienen niveles de prioridad y aunque no lo creas e primer problema que hay que resolver es la ausencia de Dios en nosotros mismos.